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              ¿Porqué Votar?
            

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                          Patricia Alvarado García.

Desde hace muchos años los ciudadanos de este país nos enfrentamos a la disyuntiva de votar o no votar. Las razones: desconfianza, falta de interés, convencimiento de que todo ya está “arreglado”, que de todas formas harán fraude, candidatos  que no responden a los intereses de los ciudadanos,  que si la “compra” del voto, etc. Y todos tienen algo de razón, la realidad nos ha mostrado que algo o varios de esos suceden en alguna elección, no podemos satanizar a nadie por la decisión tomada.  Y se llenan páginas y páginas de análisis con comparaciones con otros países  que si la segunda vuelta, que si la anulación de la elecciones, que si el voto por voto y muchos etcétera que no nos sirven para avanzar.

La realidad es que en México  tenemos una legislación electoral que garantiza a la estructura de poder, incluido el sistema de partidos, su permanencia aún sin la participación de los ciudadanos y  me  atrevería a agregar, actualmente a varios partidos les conviene preferentemente la no participación ciudadana y explico por qué.

Si bien los factores que pueden influir en el resultado de una elección son muchos y complejos me referiré a solo a dos elementos abstención y anulación consciente del voto, que nos pueden demostrar que sin la participación masiva de los ciudadanos, no es posible avanzar en elecciones más justas y confiables.

En primer  lugar,  no es una obligación votar por lo que cada ciudadano decide participar o abstenerse, y ante tanta incertidumbre, corrupción y fallas de sistema y candidatos ajenos a los intereses de la población, la abstención es muy alta entre el 50 y 70 %, solo en elecciones para presidente de la república baja  al 35 o 36%. En muchos casos los que llaman a la abstención, lo hace de buena fe pensando que con ello habrá un llamado de atención, pero esto solo genera, si acaso, un boom de notas en medios y de tema para los analistas unos días, pero hasta ahora las  normatividad electoral y los procesos no han cambiado y las elecciones se declaran legales aunque los ciudadanos no participen.

Segundo, en cualquier elección: presidencia de la república, gubernatura, presidencia municipal, diputados locales y federales, jefes delegacionales, senadores, gana el candidato que obtiene la mayoría de los votos válidos que se determinan de la siguiente manera:

Para determinar al candidato ganador, como ya se señaló, se consideran sólo los votos válidos y se reporta el porcentaje de la votación obtenida sobre la misma base, de tal suerte que  siguiendo el ejemplo:

      

 

Pero si hacemos la comparación de votos obtenidos  frente a la lista nominal el resultado es el siguiente:

Es por ello que podemos afirmar que aunque en las declaratorias formales los candidatos, funcionarios de partido,  autoridades electorales y gubernamentales  señalan la importancia de la participación e invitan a votar, por otros mecanismos, guerra sucia, analistas que invitan a la abstención a anular los votos, desalientan la participación.

Si revisamos, los partidos tienen una “fuerza” limitada que si vemos los resultados, básicamente de las elecciones, sin considerar la presidencial, vemos que los partidos más fuertes PRI, PAN PRD, no tienen una militancia real  ni  del 20% del electorado total.

Como  muestra real presento la gráfica del artículo de Víctor M. Toledo, publicado el 9 de junio de 2015 en el periódico La Jornada.

Por tanto, invierten por un lado en garantizar la participación de sus militantes y algunos votos más, con dádivas, coerción o promesas  y por otro apuestan a la no participación de la gente sin partido o decepcionada para garantizar ganar las elecciones.

 

Siempre que hay mayor participación, tienen el plan B  (1988, 2006, 2012) y entonces aparecen los llamados carruseles, se cae el sistema,  o el sistema suma o resta según van contando los votos (el famoso algoritmo), robo de urnas, etc.  ¿Y porque pueden hacerlo? Porque aún en los casos señalados la participación no ha sido  tan contundente que no les deje margen de maniobra.

Cambiar la dinámica, lograr que las posibles maniobras de un fraude o manejo del electorado no funcionen solo se resuelve con la participación de los ciudadanos, “sin partido”, me dirán “pero debemos votar aunque sea por el menos malo”, yo diría que sí, pero que ese menos malo plantee o suponga  cuando menos una transición.  Hay que demostrar que con una amplia participación con votos válidos no permite ningún plan B o C. Porque no asistir a las urnas o anulando votos sólo se da margen de maniobra para “garantizarse” el triunfo.

Pero si lo logramos, no debe quedar en el voto, la participación debe continuar, exigiendo que cumplan, que modifique las cosas, que no nos dé más de lo mismo, ahora contamos con las redes sociales, para todos los días exigir que cumplan con sus obligaciones, insistir en lo que se requiere  y pugnar por modificar la normatividad para que podamos anular las elecciones cuando los candidatos no nos representen, que haya segunda vuelta o lo que se necesite. Esto obligará a los candidatos a hacer propuestas serias y que respondan a las necesidades de los ciudadanos porque tendrán que aspirar a obtener mayorías respecto del padrón electoral.

*Patricia Alvarado García es una Ciudadana interesada en la Participación Informada, con estudios de Comunicación Colectiva y Periodismos en la UNAM, dedicada a la Administración Pública desde hace 40 años.

*Las Opiniones aqui emitidas son responsabilidad del autor.

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